Las pizarras un recurso pedagógico

Sin duda, uno de los recursos didácticos más recurrentes y utilizados a lo largo del tiempo es la pizarra. Se utiliza en aulas, reuniones, proyectos, capacitaciones, entre otros, y su uso se remonta al siglo XVIII. Su presencia es indiscutible: es fácil de usar, y su superficie permite indicar ideas, realizar dibujos, armar esquemas o flujos de trabajo. Además, se puede dividir la superficie para trabajar paso a paso en una idea. Así, la pizarra se convierte en un medio didáctico de apoyo para contenidos relacionados con el cálculo, las letras, el dibujo y las presentaciones.

Las pizarras permiten captar la atención de toda la audiencia. Las ideas que se expresan son información in situ, que ayuda al hilo del desarrollo de la clase y, en muchas ocasiones, permite la improvisación. Es un elemento extraordinario para dar secuencialidad a los contenidos de una clase o una reunión.

Hoy en día, existen pizarras de distintos tamaños y tipos de materiales, como madera, aluminio, con superficie de formica negra o verde (especial para tiza) o de formalita (especial para plumones). Los tamaños varían de acuerdo con los espacios, los diseños y las necesidades. Las pizarras pueden ser: cuadriculadas (especiales para gráficas, música, etc.), gráficas (con formatos para planificaciones, horarios, ventas, etc.), blancas (para plumones), para tiza, metálicas (para imanes, juegos o para destacar ideas), y de vidrio (con cristal incoloro y cantos pulidos, ideales para reuniones y presentaciones).

La diversidad de las pizarras es grande y variada, tanto que se pueden utilizar como material lúdico para juegos. Se puede jugar con niños al gato, al cálculo, a adivinanzas, a dibujar, y a tantas otras actividades que la imaginación permita. También pueden ser útiles y llamativas para publicidad en fechas como el Día de San Valentín o el Día del Niño, y para restaurantes, salones de belleza y decoración.